She is only happy in the sun

Encontré una postal donde se veía la mitad del cuerpo de un hombre andando sobre el asfalto, donde aparecía un dibujo de un círculo con picos y con la palabra sol en el centro del mismo. Entonces me acordé de ella, supongo que por el Sol, o por las postales...Ahora me acuerdo de ella a menudo, supongo que porque esta lejos, o porque en unas semanas la que se alejará seré yo. Es complicado acostumbrarse a no verla, sobre todo cuando hemos pasado tantas horas juntas: en las clases infernales del Rouco o de la Grandma, en el cesped de la desidia, en el parque de los bacalas, en esos maravillosos bancos donde fomentamos fantasía sobre personajes mágicos o de trmendos ojos azules, en la calle Valverde, en la Sala Sol, en la tienda de Adidas, en el Gian Grossi, en el Emerson College, en Times Square, en frente de "La Noche Estrellada", en un jacuzzi tunecino, en la habitación con vistas infinitas y desorden ordenado, en el bouffet interminable o en una discoteca abierta sólo para nosotros....
Recuerdo haber dicho que Mourelle nos había jodido la vida, pero ahora se uqe no fue así. Al contrario me regaló algo que nunca podré agradecer: tu compañía, con esos consejos que se convierten en lecciones maduras y sensatas de la vida, con esas bromas que nacen del absurdo de clases donde lo mejor que se puede aprender sale de tu boca y no de las pizarras, transparencias o apuntes tediosos que consiguen hacer de lo interesante, aburrido.
Una compañía inconcicional, indispensable, imprescindible. Ya sea entre los muros de hormigón de nuestra pequeña ciudad estudiantil, o a las siete de la mañana en un vacío Times Square, o a las cinco de la madrugada perdidas en las calles del China Town de Boston en busca de algo para beber. Ya sea en Madrid o en Alicante, en cualquier noche donde sólo nosotras descubrimos donde sale realmente el Sol.

Ahora un destino nuevo donde crear amaneceres entre las dos, tu desde tu costa y yo desde la mia, pero juntas.....porque juntas el Sol parece más bonito